Cómo construir una identidad visual inclusiva color, forma y diversidad

La inclusión no es una tendencia: es un compromiso ético, social y comunicacional. En el diseño de identidad visual, este compromiso se traduce en decisiones conscientes de color, forma, tipografía y representación. Pero, ¿cómo se construye realmente una identidad visual inclusiva?

En una época donde la diversidad ya no puede (ni debe) ser ignorada, el branding tiene la responsabilidad de representar a personas reales, con diferentes cuerpos, culturas, géneros, capacidades y contextos. Esto no se logra solo con un mensaje: también se expresa visualmente.

Una identidad visual inclusiva es aquella que permite que todos se sientan representados y bienvenidos. Para lograrlo, hay que ir más allá del logo bonito y pensar estratégicamente en cada elemento del sistema gráfico.

Color: el primer gesto de inclusión

El color es una de las decisiones más críticas en la construcción de una marca. Puede abrir o cerrar puertas. Un diseño visual inclusivo empieza por elegir paletas accesibles, equilibradas y representativas.

  • Contraste y accesibilidad: El uso de combinaciones que cumplan con los estándares WCAG (Web Content Accessibility Guidelines) es vital. Un contraste insuficiente puede excluir a personas con baja visión o daltonismo.
  • Neutralidad vs. representación: Algunas marcas eligen tonos neutros para evitar sesgos. Otras, incorporan colores que representan comunidades específicas (como el arcoíris LGBTQ+ o tonos tierra para lo afrodescendiente). Ambas decisiones son válidas si se hacen desde la intención, no desde el tokenismo.
  • Evitar el pinkwashing y similares: Incluir colores identitarios solo durante campañas temporales puede parecer oportunista si no hay coherencia en toda la estrategia de marca.

Forma: más allá de lo estético, lo simbólico

Las formas comunican sin necesidad de palabras. Pueden invitar o excluir según cómo se construyan.

  • Curvas vs. ángulos: Las formas curvas tienden a percibirse como más amigables e inclusivas, mientras que los ángulos agudos pueden transmitir rigidez o autoridad.
  • Siluetas representativas: Al crear iconos, personajes o elementos ilustrativos, es fundamental evitar estereotipos y mostrar diversidad corporal, cultural y funcional.
  • Diseño adaptable: Diseñar logos y elementos gráficos que funcionen tanto en interfaces claras como oscuras, en tamaños pequeños o grandes, es también una forma de inclusión. Porque permite el acceso en diferentes dispositivos y condiciones visuales.

Tipografía: la voz visible de la marca

La elección tipográfica tiene un rol crucial en la inclusión:

  • Legibilidad ante todo: Fuentes con suficiente espaciado, sin ornamentos innecesarios y de trazo claro son clave para personas con dislexia o dificultades de lectura.
  • Diversidad cultural en fuentes: Incorporar fuentes que permitan la correcta representación de caracteres en múltiples alfabetos es esencial para marcas globales o con públicos multilingües.
  • Cuidado con las tipografías con “personalidad”: A veces una fuente demasiado estilizada puede hacer que la marca suene excluyente o demasiado elitista. La inclusión empieza por la claridad del mensaje.

Imágenes y representación visual

La identidad visual no solo se compone del logo, sino también de las imágenes que acompañan a la marca: ilustraciones, fotos, avatares, personajes, etc.

  • Diversidad corporal: Evita estereotipos de belleza únicos. Usa imágenes que incluyan variedad de cuerpos, edades, géneros y discapacidades.
  • Autenticidad en lo cultural: Representar culturas no es disfrazarse de ellas. Asegúrate de usar referencias reales, evitar apropiaciones y colaborar con personas de esas comunidades cuando sea posible.
  • Iconografía y pictogramas: ¿Quién aparece representado en tus íconos? ¿Solo figuras masculinas, blancas, en posición de poder? Esto también comunica.

Diseñar con y no solo para

Un error común en el diseño inclusivo es asumir qué necesitan o prefieren las audiencias diversas. La verdadera inclusión se logra co-creando.

  • Testeo con usuarios reales: Antes de lanzar una identidad visual, prueba sus elementos con diferentes públicos. Lo que tú ves como “neutro” puede ser excluyente para otra persona.
  • Diseño participativo: Involucra voces diversas en el proceso creativo. Escucha, adapta y valida desde la experiencia.

Casos de marcas que abrazan la inclusión visual

  • Google: En cada rediseño de sus emojis y pictogramas ha incluido más tonos de piel, géneros y contextos culturales. No perfecto, pero en evolución constante.
  • Airbnb: Su símbolo “Bélo” busca representar pertenencia más allá de género, nacionalidad o estatus.
  • Microsoft Inclusive Design: Ha desarrollado una guía completa para integrar inclusión en cada etapa del diseño.

Conclusión: la inclusión se diseña desde la raíz

No se trata de agregar una bandera en junio o una campaña el 8 de marzo. La inclusión real en identidad visual es estratégica, transversal y permanente. Es entender que la forma en que una marca se presenta visualmente puede abrir espacios o cerrarlos.

En Esbozo creemos que el buen diseño no solo es bonito o funcional: es humano, consciente y representativo. Crear marcas que abracen la diversidad es también diseñar un mundo más justo.

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